Sialoendoscopia

 

Las glándulas salivares son las encargadas de producir la saliva. Las glándulas principales son las glándulas parótidas y las glándulas submaxilares.

Las glándulas parótidas se localizan a ambos lados de la cara y las glándulas submaxilares, en el cuello, debajo de la mandíbula.

La inflamación de estas glándulas puede ser debida por la infección de un virus (parotiditis), la obstrucción del drenaje de la saliva (estrechamiento del conducto salivar, cálculos en el conducto o tapones mucosos) o la presencia de un tumor benigno o maligno en el interior de la glándula.

El tratamiento de la inflamación crónica de las glándulas salivares depende de la causa que produce la inflamación.

En caso de tumores benignos, como el adenoma pleomorfo o el tumor de Whartin o de tumores malignos, como el carcinoma adenoide quístico, el tumor mucoepidermoide o el adenocarcinoma de glándula salivar, el tratamiento suele ser quirúrgico.

Para las patologías obstructivas del conducto salivar el tratamiento clásico también era la cirugía hasta la incorporación de técnicas como la sialoendoscopia.

La extirpación de la glándula parótida (parotidectomía) supone la extirpación de una glándula malfuncionante sin enfermedad tumoral exponiéndose al riesgo de lesionar el nervio facial durante la disección, ya que este nervio recorre el espacio entre los lóbulos superficial y profundo de la parótida, y queda expuesto en la cirugía. La extirpación de la glándula submaxilar (submaxilectomía) también puede conllevar la parálisis del nervio mentoniano con la consiguiente asimetría facial con la sonrisa extrema. En ambas cirugías se sacrificaba una glándula sana por obstrucción del drenaje salivar.

La sialoendoscopia permite el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del conducto salivar sin cirugía abierta y sin extirpar la glándula enferma.

La sialoendoscopia consiste en la exploración de la vía salivar mediante endoscopios milimétricos para el tratamiento de la patología obstructiva de las glándulas submaxilar y parótida. Este procedimiento está indicado en pacientes con inflamaciones de repetición de la glándula parótida o submaxilar causadas por cálculos, estenosis o tapones mucosos.

Un 80-90% de los cálculos salivares se producen en la glándula submaxilar y un 10-20% en la glándula parótida.

La ecografía es de ayuda para conocer el tamaño del cálculo y la localización.

Los cálculos de menos de 4 mm localizados más cerca del final del conducto salivar, cerca del drenaje en la boca, se extraen con mayor facilidad con el endoscopio.

La sialoendoscopia utiliza un endoscopio semirrígido que se introduce a través del orificio de salida en la boca de los conductos salivares. Recorre en sentido inverso el camino que utiliza la saliva desde la glándula hasta la boca, explorando los conductos en busca de estrecheces (estenosis), tapones mucosos o cálculos (litiasis) que obstruyen el flujo normal de la saliva. La extracción de los cálculos se lleva a cabo con cestas que se introducen por canal de trabajo del endoscopio. También se puede introducir medicación a través del endoscopio, que por sí mismo dilata el conducto.

Si los cálculos son de gran tamaño o se localizan en el interior de la glándula puede utilizarse una técnica que combina la sialoendoscopia con la apertura mediante cirugía del conducto o incluso requerir la extirpación de la glándula malfuncionante.

Los pacientes con Síndrome de Sjögren presentan unos tapones mucosos y estrechamientos del conducto salivar que conducen a inflamaciones glandulares persistentes. La dilatación mediante el endoscopio y la instilación de corticoides dentro del conducto mejora la función glandular comprometida de forma crónica en este tipo de pacientes.

La sialoendoscopia es, en el momento actual, una alternativa para el tratamiento de cálculos y de tapones mucosos del conducto salivar evitando la realización de incisiones en el cuello para extirpar la glándula enferma.

Dra. Nieves Mata Castro